A la hora de afrontar un problema, casi siempre es necesario tomar una pausa y pensar en la solución correcta. Dentro del mundo empresarial, todo el tiempo que nos tomemos a modo de pausa supondrá una importante pérdida de dinero. Precisamente por esto, es necesario contar con un plan de contingencia en el negocio que nos indique los procedimientos a seguir en el caso de que ocurra cualquier tipo de desastre, con el objetivo de poder volver a la normalidad en el menor tiempo posible.

Mantenimiento del plan de contingencia

Estos planes de contingencia son habituales en las empresas y se suelen llevar a cabo durante los primeros días de la creación de la empresa. A pesar de ser un elemento común en todas las empresas, lo que no resulta tan común es que estos se encuentren actualizados. Un plan de contingencia deja de tener valor si hemos cambiado el proceso productivo de la empresa, si contamos con nueva maquinaria o si directamente hemos actualizado el negocio en base a unas medidas que no recoge el plan de contingencia original.

Actualizar el plan de contingencia para el porvenir del negocio

De la misma forma que un ordenador requiere de un continuo mantenimiento para irse actualizando y tener acceso a los programas más modernos, el plan de contingencia se debería de actualizar de forma periódica ante cualquier cambio que se de en el negocio.

Para que el plan de contingencia nos sea útil en el momento en el que vayamos a utilizarlo, deberemos de someterle a revisiones periódicas de la misma forma que se somete a revisión un extintor cada cierto tiempo. Durante todas estas revisiones, se pueden llevar a cabo ciertas pruebas de contingencia que permitan evaluar la respuesta del plan a las mismas, con el objetivo de poder mejorar este plan para reducir el tiempo perdido.

Recopilar en el plan todos los fallos que hemos tenido y la forma que hemos seguido para solucionarlos, aporta un valor añadido al plan de contingencia por lo que resultará ser un documento mucho más importante para la empresa, al que podremos recurrir con tranquilidad en el caso de que el negocio así lo requiera.